30.4.09

Historia de collares: El de María Antonieta no se vendió


Una treintena de perlas que pertenecieron a la reina María Antonieta (1755-1793) y que escaparon al expolio de la Revolución Francesa (1789-1799) gracias a la esposa del embajador británico de la época se quedaron sin comprador cuando fueron subastados por la casa Christie's de Londres.

Estas joyas salieron a subasta como parte de un collar de diamantes y rubíes elaborado en 1849 con motivo de la boda del nieto del diplomático George Leveson-Gower, conde de Sutherland, y que se esperaba que alcanzara las 400.000 libras. El collar lo forman 21 perlas grises naturales que cuelgan de un cordón de diamantes entrelazado con otro de rubíes en el que está incrustado el resto de piezas, hasta treinta y tres, de la antigua reina francesa. María Antonieta, que murió en la guillotina en octubre de 1793, meses después de que su esposo Luis XVI fuera ajusticiado tras ser acusado de traición, entregó las perlas a la esposa del embajador, Elizabeth Leveson-Gower, para que esta las conservara y las protegiera de los revolucionarios.


La condesa de Sutherland consiguió llevárselas al Reino Unido en agosto de 1792, pues disfrutaba de inmunidad diplomática. La pieza, diseñada en Europa y que anteriormente había sido adorno del elefante favorito del rajá, cuenta con una esmeralda, un diamante y un cristal de piedra. 

También destacada fue la venta de un collar de diamantes y rubíes de estilo “belle époque”, pero con detalles “art déco”, de la colección de esta bailaora de flamenco, que conoció al rico indio con 16 años en la boda del rey Alfonso XIII de España. El matrimonio duró 18 años y llegó a su fin cuando la andaluza abandonó precipitadamente la India al enamorarse de uno los hijos del rajá, relación de la que Singh se enteró en 1924 durante una visita a Londres.